2.11.2011

Ivonne Bordelois: cuerpo y palabra

Cuando actualmente decimos que las palabras "tienen sentidos", no sospechamos hasta qué punto derivan realmente de nuestros sentidos y provienen de sensaciones primitivas que aún podemos reavivar en nosotros. Por ejemplo, una palabra como psiquis, alma, comienza con el sonido ps que manifiesta el soplo de aire que espiramos; en griego psycho es soplar, respirar, y psyche, soplo de vida, aliento, alma, cosa amada, deseo.
La misma palabra nuestra, alma, viene de animus, en latín, que significaba lo mismo, ánimo y ánima: soplo, aire, brisa, principio vital, vida. El alma no es, en la visión del lenguaje, un ente abstracto separado del cuerpo, sino el signo más evidente de su vitalidad: la respiración. De algún modo cabe decir que la etimología es una empresa de recuperación del cuerpo: no solo del cuerpo de la palabra, sino de nuestro propio cuerpo. En realidad el cuerpo -que constituye el asiento de las pasiones- es la primera palabra, la palabra fundamental de la cual todas las demás palabras emanan. Por eso muchas de las palabras que denotan las diversas pasiones en nuestras lenguas provienen claramente de los nombres que designan zonas, propiedades y acciones de nuestros cuerpos.
En: Etimología de las pasiones (2006)

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