2.24.2011

ADELA RECK

Mis uñas rojas

En el mundo están los que creen que las cosas ocurren simplemente y están los que creen que ocurren por muchas causas, algunas desconocidas. Aristóteles, preocupado por comprender las cosas de este mundo, pensaba que conocer algo era conocer sus causas y sus interrelaciones.
Mis uñas rojas no escapan de ser cosas de este mundo.
Hace un tiempo, hablando con un desconocido en una sala de chat, me contó que era un hombre dominante que buscaba una mujer sumisa. Yo no podía creer lo que estaba escuchando. En pleno siglo XXI, ese hombre me remitía a un discurso medieval. Sin embargo, a pesar de mis prejuicios horrorizados, seguí atentamente sus palabras. La mujer tras la cual él estaba, mostraba su actitud de sumisión en ciertos signos de su cuerpo. Era imprescindible que su pubis estuviera totalmente depilado y las uñas de manos y pies se vieran rojas.
Tardé un tiempo en asimilar las palabras de ese hombre. Sumisión, obediencia, entrega de mi goce, pubis como una niña y uñas rojas.
Ahora miro mis uñas rojas mientras sigo pensando en lo que ese hombre me dijo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

me gusta, está bien escrito

ROQQUE dijo...

Adela:
Sentí tu texto seductor, en su envolvente circularidad que hurga el arcano de los dos rostros de la humanidad.
También, leí con placer la producción del sitio en general donde encontré voces conocidas.
Con afecto, 15 de febrero 2011

Alejandra Bracco dijo...

Noble es el acto de entrega a un dominio inexplorado, donde la voluntad sumisa se convierte en fiel y disciplinada renuncia a sus propios sueños .